ES DURO VIVIR CONMIGO por HERNANDEZ
Hola, mi nombre es Hernández y tengo una triste confesión que hacerles… soy una bestia. Todo comenzó cuando mis padres me tuvieron, la impresión debió ser tan fuerte que decidieron no volverlo hacer , heme aquí, sólo ante el mundo. Físicamente me parezco mucho al pizco de la foto, blanco y desabrido, alto contenido lipidico con poco sabor.
Se preguntarán porque soy una bestia, eso es muy sencillo de explicar, una persona cuyo sueño de muerte es: a los 50 años, en un burdel, con dos putas gordas, una a cada lado de su desproporcionada humanidad; con una caja de arroz china en su regazo, un cigarrillo en la izquierda y una botella de guaro en la derecha, simplemente, no puede clasificar entre los seres humanos deseables y aceptables por los demás miembros del conglomerado. Aquí les van las razones:
- Un día probé las empanadas y no he podido dejar de comerlas, de hecho si las empanadas tuvieran un gobernante ya me habrían declarado objetivo militar por la sensible baja que he causado en su población.
- Fumo como puta francesa a la espera de clientes, el médico me lo prohibió, la sociedad me lo prohíbe, he cambiado la compañía de hermosas mujeres por fumarme un cigarro.
- Cuando bebo lo hago como si no hubiera un mañana
- De vez en cuando me pego mis escapaditas… ustedes saben a que me refiero
- Soy amigo de mis amigos y enemigo de mis enemigos, por lo tanto he hecho de la venganza un credo personal
- Cuando me siento impotente, sólo puedo pensar en lo que piensan esos gringos descriteriados antes de levantar a plomo su iglesia, oficina, colegio, familia; en fin, lo que esté más cerca.
- He prometido en repetidas ocasiones curarme de esta infecta satiriasis que nubla mi mente y turba mis pensamientos, pero que carazos, arranco mañana, se los prometo.
- Vivo con mi madre, soy un mantenido y no sé por cuanto más lo seré.
- Cada vez que pienso en plata, me dan unas ganas ni las berracas de mandar al carajo el humanismo
- Soy, entre muchas otras frustraciones, un militar frustrado.
Podría seguir, pero no quiero que los pocos valientes que se han atrevido a conocerme y brindarme su amistad se llenen de motivos.
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