Loco, no te sobra una moneda? (Mi amigo el metalero)
Antes de abordar este estudio quiero aclarar que soy metalero y rockero de corazón, que mi vida ha esta gobernada por la música, más no por los iconos y modos de vestir y comportarse asociados con ella, malaya el día que me guste el rap y me vista como rapero, que me guste el metal y me deje crecer el pelo y me vista de negro, que me guste el techno y me vista con ropa apretada y multicolor. (Como el amigo Hernandez empezo a hablar el solo, Me adhiero hasta cierto punto en su gusto por el rock pesado, aunque caracteristicamente, cualquier cosa que sea musica me viene bien, concordamos en nuestra fascinacion por todo aquello que suene bacano y si, se notara que estamos de acuerdo en lo posteriormente expuesto)
EL TRABAJO ES LA MALDICIÓN DE LA CLASE BEBEDORA (Oscar Wilde)
Encuentrome en la vitrina de un centro comercial de Bogotá especializado en ópticas y música rock, mirando los discos a ver cual comprar; en ese momento llegome por la espalda un inmundo tufillo a vino barato y la plegaria por una moneda, me volteo y encuentro a un asqueroso personaje que tenia en su cara el brillo de una borrachera mal llevada y la ira por haber terminado intempestivamente su botella sin tener un centavo para reponerla y continuar con sus alucinaciones etílicas. El sujeto en cuestión era un metalero, lleno de sueños a alta velocidad y con voz gutural pero sin un centimo en sus bolsillos para cumplirlos; la cara del pelafo me causo tanta impresión que me metí en un local para huir del energúmeno.
Esta experiencia me sirve como introducción a uno de los personajes mas mediocres y detestables de la fauna urbana del mundo occidental: el metalero. Este pobre sujeto de larga melena, vestido de negro de pies a cabeza, que guarda en su rostro una expresión de aburrimiento y rabia con una vida en que la sociedad lo rechaza por ser quien es, alcoholizado con los productos más baratos del catálogo etílico y por último detentador de una pobreza franciscana.
LA CONTRADICCIÓN SEXUAL. ROB HALFORD Y LOS DEMONIOS METÁLICOS
Por alguna extraña razón, los acólitos del metal han considerado la estridencia y ampulosidad de su música , los metaleros son seres cuya masculinidad se nutre de la música que escuchan, todo lo demás lo consideran malo u homosexual.
Sin embargo las baladas metálicas son una mezcla de la fuerza de las guitarras eléctricas y los gritos desgarradores con un ritmo cadencioso y dulce; por poner un ejemplo detestan a Cristián Castro y otros exponentes de la música de planchar pero no tienen ningún remilgo si una estructura similar viene bajo la marca de fabrica de que se yo, Rata Blanca, Helloween o WASP.
En mis años mozos enfrenté la inseguridad sentimental de los metaleros cuando en un bar de Popayán me tocaba cubrir al VJ que salía disparado cada vez que le decían que su novia le estaba siendo infiel, de hecho muchas veces me quedaba sólo satisfaciendo las peticiones de los viandantes amen del abandono intempestivo del cargo por parte del titular.
Pero trascendiendo del problea de etiquetas lo que si llama poderosamente la atención de este corresponsal son los valores que manejan los metaleros de prolija mecha y negras ropas. Esa masculinidad proveniente de un gusto musical a ratos parece más una forma de reprensión frente a lo que una persona realmente es, no es que diga que los metaleros sean unos homosexuales reprimidos, ni más faltaba, lo que digo es usar el metal como un medio para reafirmar algo que una persona normal ya debe saber. Me recuerda el caso de Rob Halford, cantante de Judas Priest que a través del cuero y los taches se presentaba al mundo como un epítome del macho anglosajón, para confesar 25 años después de iniciar su carrera musical que toda su vida habia sido gay. Realmente es estupido que los colegas metaleros lo traten a uno como marica porque a uno tambien le puede gustar Madonna, Erasure o Bon Jovi. Pues si, estos grupos "maricones" (Lease Poison, Warrant, Bon Jovi, que son grandes bandas y poseedoras de himnos de adolescencia extemporanea) me gustan y no tengo que escuchar Black, Death o Trash para demostrar mi heterosexualidad.
¿QUIEN MANDA A QUIEN?
En la adolescencia somos ingenuos e impresionables, a mi particularmente me causo gran efecto la portada del Painkiller de Judas Priest (ni hablar cuando oí la música), la quería en un tatuaje, la queria en el capó de mi carro, en el techo de mi pieza... además de esa me gustaban muchas otras portadas de discos de metal como las de Sepultura, Slayer y muchas más; no solo quería tener la música sino el arte gráfico que la acompañaba.
Vivir en una pequeña ciudad del tercer mundo obligaba a acudir al único proveedor de ritmos rockeros del pueblo, un (otra vez llenamos el cliché) mechudo, con cara de piedra pero con una actitud mesiánica de saberse el poseedor de un tipo de conocimiento trascendental por el cual sus atribulados cliente, entre los que me cuento, debían humillarse a si mismos no solo para obtener una venta sino para obtener su favor. Estamos hablando de esos pelafos que venden discos y se creen la vaca que más caga, actitud valida antes del MP3, hoy estupidamente suicida.
Quien le hacia entender a este sujeto que el que manda es el comprador y no el vendedor, abuso de su monopolio hasta que un día, para levantar unas ventas ya deprimidas por la pauperidad de sus habituales clientes tuvo que vender rock más suave; unos meses después en sus estantes, al lado de Malevolent Creation o Immortal tenía los clásicos inmortales de Niche; al final, en la agonia de su malhadado emporio monopolístico MDO (The artist formerly known as Menudo), Uyyyyy se nos olvidaba el clasico "grandes exitos de Pimpinela"; compartia vitrina con Judas Prieto y Metallica. En el intermedio los horarios de apertura y cierre del local se hicieron cada vez más cercanos, obligando a muchos compradores a postergar su hambre de rock hasta que buenamente podían encontrar el almacen abierto o se gastaban la plata en otra cosa.
Un par de meses después nadie volvió a saber del mechudo.
BIENAVENTURADOS LOS POBRES PORQUE DE ELLOS SERÁ EL REINO DE LOS CIELOS
El metal y el mercado musical siempre han sostenido una relación de amor y odio, realmente la pregunta es si todo los que nos venden bajo la etiqueta de metal es realmente metal (no voy a entrar en esa discusión, dejémosela a Joey de Maio de Manowar y otros puristas. Este amor y odio se han caracterizado por su marcado carácter adolescente, en los 70´s y 80´s bandas como Judas Priest, Black Sabbath o Kiss dominaban los charts del mundo, veíamos un escenario donde Julio Iglesias y otros lideres de la radiofórmula veían peligrar su posición contra las bandas metaleras del momento... PERO:
Esta experiencia me sirve como introducción a uno de los personajes mas mediocres y detestables de la fauna urbana del mundo occidental: el metalero. Este pobre sujeto de larga melena, vestido de negro de pies a cabeza, que guarda en su rostro una expresión de aburrimiento y rabia con una vida en que la sociedad lo rechaza por ser quien es, alcoholizado con los productos más baratos del catálogo etílico y por último detentador de una pobreza franciscana.
LA CONTRADICCIÓN SEXUAL. ROB HALFORD Y LOS DEMONIOS METÁLICOS
Por alguna extraña razón, los acólitos del metal han considerado la estridencia y ampulosidad de su música , los metaleros son seres cuya masculinidad se nutre de la música que escuchan, todo lo demás lo consideran malo u homosexual.
Sin embargo las baladas metálicas son una mezcla de la fuerza de las guitarras eléctricas y los gritos desgarradores con un ritmo cadencioso y dulce; por poner un ejemplo detestan a Cristián Castro y otros exponentes de la música de planchar pero no tienen ningún remilgo si una estructura similar viene bajo la marca de fabrica de que se yo, Rata Blanca, Helloween o WASP.
En mis años mozos enfrenté la inseguridad sentimental de los metaleros cuando en un bar de Popayán me tocaba cubrir al VJ que salía disparado cada vez que le decían que su novia le estaba siendo infiel, de hecho muchas veces me quedaba sólo satisfaciendo las peticiones de los viandantes amen del abandono intempestivo del cargo por parte del titular.
Pero trascendiendo del problea de etiquetas lo que si llama poderosamente la atención de este corresponsal son los valores que manejan los metaleros de prolija mecha y negras ropas. Esa masculinidad proveniente de un gusto musical a ratos parece más una forma de reprensión frente a lo que una persona realmente es, no es que diga que los metaleros sean unos homosexuales reprimidos, ni más faltaba, lo que digo es usar el metal como un medio para reafirmar algo que una persona normal ya debe saber. Me recuerda el caso de Rob Halford, cantante de Judas Priest que a través del cuero y los taches se presentaba al mundo como un epítome del macho anglosajón, para confesar 25 años después de iniciar su carrera musical que toda su vida habia sido gay. Realmente es estupido que los colegas metaleros lo traten a uno como marica porque a uno tambien le puede gustar Madonna, Erasure o Bon Jovi. Pues si, estos grupos "maricones" (Lease Poison, Warrant, Bon Jovi, que son grandes bandas y poseedoras de himnos de adolescencia extemporanea) me gustan y no tengo que escuchar Black, Death o Trash para demostrar mi heterosexualidad.
¿QUIEN MANDA A QUIEN?
En la adolescencia somos ingenuos e impresionables, a mi particularmente me causo gran efecto la portada del Painkiller de Judas Priest (ni hablar cuando oí la música), la quería en un tatuaje, la queria en el capó de mi carro, en el techo de mi pieza... además de esa me gustaban muchas otras portadas de discos de metal como las de Sepultura, Slayer y muchas más; no solo quería tener la música sino el arte gráfico que la acompañaba.
Vivir en una pequeña ciudad del tercer mundo obligaba a acudir al único proveedor de ritmos rockeros del pueblo, un (otra vez llenamos el cliché) mechudo, con cara de piedra pero con una actitud mesiánica de saberse el poseedor de un tipo de conocimiento trascendental por el cual sus atribulados cliente, entre los que me cuento, debían humillarse a si mismos no solo para obtener una venta sino para obtener su favor. Estamos hablando de esos pelafos que venden discos y se creen la vaca que más caga, actitud valida antes del MP3, hoy estupidamente suicida.
Quien le hacia entender a este sujeto que el que manda es el comprador y no el vendedor, abuso de su monopolio hasta que un día, para levantar unas ventas ya deprimidas por la pauperidad de sus habituales clientes tuvo que vender rock más suave; unos meses después en sus estantes, al lado de Malevolent Creation o Immortal tenía los clásicos inmortales de Niche; al final, en la agonia de su malhadado emporio monopolístico MDO (The artist formerly known as Menudo), Uyyyyy se nos olvidaba el clasico "grandes exitos de Pimpinela"; compartia vitrina con Judas Prieto y Metallica. En el intermedio los horarios de apertura y cierre del local se hicieron cada vez más cercanos, obligando a muchos compradores a postergar su hambre de rock hasta que buenamente podían encontrar el almacen abierto o se gastaban la plata en otra cosa.
Un par de meses después nadie volvió a saber del mechudo.
BIENAVENTURADOS LOS POBRES PORQUE DE ELLOS SERÁ EL REINO DE LOS CIELOS
El metal y el mercado musical siempre han sostenido una relación de amor y odio, realmente la pregunta es si todo los que nos venden bajo la etiqueta de metal es realmente metal (no voy a entrar en esa discusión, dejémosela a Joey de Maio de Manowar y otros puristas. Este amor y odio se han caracterizado por su marcado carácter adolescente, en los 70´s y 80´s bandas como Judas Priest, Black Sabbath o Kiss dominaban los charts del mundo, veíamos un escenario donde Julio Iglesias y otros lideres de la radiofórmula veían peligrar su posición contra las bandas metaleras del momento... PERO:
1. Los metaleros forman parte de un grupo anacrónico de snobs con un exiguo poder adquisitivo, que a dura pena les alcanza para sus aperitivos de dos lucas, sus cd´s quemados y mendigarle a los choferes de servicio público una rebaja en el pasaje. En otras palabras los metaleros conforman los cinturones de miseria del mercado músical
2. La falsa erudición del metalero, se asemeja mucho a la del mamerto, aquel deseo de poseer un conocimiento fatuo y de considerarse portaestandartes de la rebeldia, todo eso se suma a ese mal timing del metalero que lo obliga a querer escuchar siempre, incluso en inmediaciones de un bar centrico de descarga, algun solo de guitarra de sus idolos adolescentes
3. Ese concepto, tan eternamente discutido y tan facilmente discutible, de original y copia, ha llevado al metalero a idolatrar infinidad de grupos que suenan exactamente igual, se visten exactamente igual y actuan exactamente igual, he ahi, el exito de una banda como Iron Maiden (de la cual nos declaramos fanaticos acerrimos) que haciendo doce o catorce veces el mismo disco, logra records de ventas en el mundillo del metal y por supuesto llena estadios con solo correr el rumor de que se programa una gira, una cuestion puramente simbolica, nunca pretendieron sonar diferente, nunca pretendieron hacerse los diferentes, su estilo fue claro, simple y sencillo desde el comienzo; en contraposicion a esta infinidad de generos musicales desarrollados a ultima hora, impronunciables, inaprendibles y que a pesar de ser cosas como Symphonic power orchestral sarchastic mechanic metal y que al final no suenan muy diferente al heavy metal.... ese falso enciclopedismo y ese taxonomico desesperico del metalero son factores determinantes para convertir al metalero en un sujeto exasperante.
4. Finalmente debe admitirse que en muchos casos, tal actitud de lucha interna, es solo un reflejo de la incapacidad del sujeto de asimilarse a la sociedad, de interactuar con otros individuos y por supuesto de dejar de joder, se respeta claro, el concepto de metal como musica, pero en opinion de las cuatro manos que escriben esto, en musica, todo ha sido inventado, lo demas son solo ligeras variaciones, y en cuestion de arte, es un atrevimiento juzgar en terminos de bueno o malo (excepto a mariah carey por atrevida).
Al final de cuentas, la cosa es elemental, el enfoque del metalero, es el complemento perfecto de la actitud del vendedor de discotienda y del ejecutivo de casa disquera, para llevar a cabo la exquisita debacle a la que se esta sometiendo a la industria de la musica, quien quiere pagar cuarenta mil pesos, por doce canciones de una banda que suena exactamente igual a otras? y finalmente una actitud evidentemente fuera de lugar, la de criticar con gusto todo aquello que no siga las doctrinas inmodificables del sacrosanto metal, que en ultimas, no nos engañemos, tiene un solo fondo filosofico....conseguir mujeres....ese es el principio machista, inmodificable del metal, que convierte en maricota todo aquello que disienta y en objeto de escandalo, la homosexualidad de un sujeto como Halford, dueño de una de las mejores voces del metal...ahi si, como dicen en algun brillante capitulo de south park....."Desde que haya sexo....la violencia no les importa", parafraseando...lo demas no les importa, la ultima palabra no ha sido dicha...la tiene usted?